lunes, 21 de mayo de 2012

¿Quién soy yo para perdonar?

Es una acción de orgullo tener la razón del ego pensar que tienes el derecho de perdonar o juzgar.

Perdonar es juzgar a alguien que hizo algo malo o equivocado, pero sentarnos a juzgar es como si supiéramos todo lo que hay que saber sobre una persona o situación. La verdad es que nosotros sabemos muy poco acerca del universo y lo que nos rodea, como todo en el mundo es parte de algo extraordinario o excelente, somos sin duda parte de esa perfección, incluyendo nuestros errores nuestras enfermedades e incluso nuestras tragedias. Y al final del día no hay de hecho errores, sino experiencias.

Lo que nos limita a ver, nuestra expectativa egocéntrica nos puede llevar a creer que todo lo que vemos o experimentamos es todo malo, o está equivocado, y nos damos cuenta que el mundo mantiene un perfecto balance, todos nosotros, como todo lo que acontece, es parte de lo que debemos aprender, “Un plan maestro que nos ayuda a aprender nuestras lecciones” hay un amor incondicional que nos ayuda a darnos cuenta de nuestro potencial.

¿Qué nos hace juzgar el trabajo y la perfección del universo? Cuando somos humildes nos damos cuenta que todo lo que percibimos, todo lo que creemos, todo lo que conocemos hasta nuestra sabiduría son solamente una gota de agua en un océano de posibilidades.

Por eso pienso que es más sabio reservarnos cualquier juicio y mirar el balance de beneficios, en lo que llamamos negativo en la persona más terrible, más violenta y sin sentido, son las fuentes de oportunidades para nosotros, donde podemos encontrar beneficios y experimentar la serenidad del amor incondicional.

Sabemos que el universo es gobernado por las leyes de Causa y Efecto. Pero la vida no nos castiga o recompensa, no nos condena o nos perdona, Cosechamos lo que sembramos, eso conlleva que estamos tratando de perdonar, porque en algún momento de nuestra existencia necesitamos ser perdonados, porque no solo comprendemos que son lecciones que necesitamos aprender. Estamos todos aferrados al amor y la perfección, y mientras más estemos agradecidos por  el balance de nuestras acciones, mas amor incondicional experimentamos y mas pronto estaremos dispuestos a experimentar la gracia de un buen amor.

Entonces perdonar es creer que somos perfectos, que sabemos más que los demás, pero es una teoría equivocada, ¿Puedo perdonar? No, porque he aprendido a equivocarme, pero sobre todo a aceptar mis errores.

No hay nada que perdonar. La ilusión del perdón es a veces un paso en el camino del amor incondicional, pero si nos quedamos en el perdón, nos estancamos en el estado humano del juzgar. Debemos soltar el querer tener la razón de los egos e ir mas allá del culpar y perdonar para llegar a encontrar la luz de un amor verdadero e incondicional.

*La verdad actual no requiere perdón.
*Solamente el amor sin condiciones puede liberar a la gente.
*Perdonar a alguien no va a liberarlo.
*El perdón exige un juicio previo a una acción poco ético o poco moral